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Todo comienza con un sueño: queremos escribir un libro, luego publicarlo, después venderlo y que otros libros le sigan. Cada paso hacia la meta es duro y tarda más de lo esperado: la idea concreta de lo que vamos a escribir, la corrección del manuscrito, la preparación para enviarlo a agentes, editoriales o concursos, así como maquetarlo para una autopublicación; más tarde, viene la promoción, la interacción con los lectores, los nuevos proyectos. Pero a veces nos damos cuenta de que hemos trabajado muchísimo, hemos andado como de maratón en maratón y nunca llegamos a ninguna meta, o sí llegamos a alguna pero después no avanzamos más. En pocas palabras, comenzamos a sentir que, a pesar de nuestros esfuerzos, nuestra carrera literaria está estancada. Si usted está pasando por este tipo de frustración, revise conmigo estas posibles razones, a ver si se aplican a su caso.
1. A usted le falta ambición
Si no se aspira a lograr grandes cosas no se van a conseguir ni siquiera las pequeñas. Esto no es malo, pues no todos los que escriben quieren tener una carrera de escritor. Una cosa es saber tocar piano y otra convertirse en concertista. Puede que a alguien le guste pintar, pero no le interese que sus trabajos sean expuestos en una galería. Jugar tenis algún que otro fin de semana no implica que uno quiera enfrentarse a Federer. Pero si de verdad una persona anhela escribir, publicar y que su trabajo sea vendido y leído, no puede lamentarse porque no haya logrado nada con los dos únicos relatos que ha escrito, no haya ganado siquiera el premio de consolación del concurso local que no tuvo ni veinte participantes o no logre ser publicado por una editorial pequeña donde encima conoce a alguien.
Cuando uno tiene ambiciones (no sueños de grandeza fuera de la realidad), actúa en consecuencia. El que diga que únicamente quiere ver su nombre en la portada de un libro se moverá de manera distinta que el que aspire a entrar en el top 10 de bestsellers de Amazon.
2. Su escritura no está madura
Algunas personas han escrito muy poco y se les nota. Otras han escrito bastante, pero no han reflexionado lo suficiente sobre su propio quehacer ni sobre lo que hacen otros escritores. Les falta foco y efectividad, hacen comenzar sus novelas o relatos con diálogos del tipo “Hola, ¿cómo estás?”, llenan sus páginas de lugares comunes, frases trilladas, repeticiones y otros indicios que revelan su falta de dominio de la escritura como herramienta, incluyendo errores de construcción sintáctica (que son peores que los ortográficos). Solo la práctica, las lecturas, la paciencia y la disposición para mejorar harán que superen ese bache.
3. No tiene voz propia
Esto se relaciona con la madurez. A veces, al leer los distintos textos de una persona, no se advierte unidad en ellos (porque la calidad es desigual), no hay un estilo distintivo, les falta originalidad y consistencia. Cuando un escritor desarrolla su propia voz, se fortalece, se hace único, se encuentra a sí mismo a través del quehacer creativo. Como consecuencia, los lectores lo reconocen y comienzan a confiar en él.
El problema de la voz tiende a entenderse mal. Unos creen que eso no existe o no es necesario siempre y cuando el texto esté “bien escrito”; otros, que no pueden parecerse a nadie y, entonces, se proclaman 100% originales y niegan que hayan sido influenciados por otros escritores, lo cual es una falacia porque nuestras lecturas y autores de cabecera siempre dejan huella en nuestra propia producción.
4. Le falta constancia
Usted ha dejado pasar los años y no ha escrito su libro hasta el final; si lo termina, no lo corrige; cuando está corregido, no se dedica a buscar formas de publicación; después de publicar, se echa a dormir. Se desploma ante la primera dificultad, la primera mala noticia, el primer rechazo, y tira la toalla con facilidad. No creo que sea necesario fijar un horario de escritura ni hacerlo todos los días llueve, truene o relampaguee, pero sí hay que dedicarse a ello con regularidad, trabajar con objetivos en la mira y seguir adelante a pesar de las pequeñas derrotas.
5. No se arriesga
El riesgo se manifiesta de muchas maneras en la labor del escritor. Quizás implique tocar un tema controversial o emplear una forma narrativa que nadie (o casi nadie) está usando, aunque por lo general se trata de superar los miedos básicos: darle a alguien nuestro material para que lo comente, someterlo a lectores exigentes, a un agente o una editorial, tomar en nuestras manos la tarea y autopublicar, asumir una estrategia de ventas y aplicarla. Salir de la zona de confort es necesario para que una carrera literaria avance.
6. No acude a otras personas
Usted intenta escribir, pero no conversa con nadie sobre su labor, no comparte con otras personas que escriben, no aprovecha la experiencia ajena y de una vez piensa que sabe más aunque no ha tenido la misma vivencia o conocimiento que quienes sí están encaminados. Quiere editar por sí mismo sin adquirir los conocimientos necesarios ni consultar con quienes los tengan. Quienes traten de emprender el camino creativo totalmente solos se verán estancados tarde o temprano.
7. No sabe reaccionar a los halagos ni a las críticas
Ante las últimas, usted se derrumba, cae en la depresión, se enfurece, ataca y persigue al crítico. Con los halagos, se envanece o reacciona con gran timidez, no los toma de manera estratégica, para identificar sus fortalezas y lo que más le gusta a los lectores. Ve la crítica en el halago (por ejemplo, alguien escribe: “Fulano es una joven promesa de las letras” y la reacción del susodicho es “¿eso quiere decir que prometo pero no cumplo?, ¿y me están despreciando por mi juventud?”) o no capta los comentarios críticos (a un amigo mío le dijeron una vez que era un “huérfano poético” y él sonrió emocionado…). En otras palabras, usted no ve la opinión de los lectores como una manera de tomarle el pulso a su obra, sino como una aprobación o rechazo personal.
8. Le falta informarse sobre el mundo editorial
Usted ha pensado en sí mismo y en su deseo de publicar un libro, pero no sabe cómo contactar a un agente o una editorial, cómo se envía un manuscrito, cuántos manuscritos por día suelen recibir los agentes y las editoriales, ni el hecho de que estas tienen una línea de publicaciones en las cuales su obra puede o no encajar. Se extraña de que su manuscrito no haya ganado el Premio Planeta si usted escribe mejor que los tres últimos que ganaron. Tampoco sabe de contratos, cuál es el porcentaje que suele recibir un escritor por las ventas de sus libros o cuáles condiciones son aceptables. Por lo tanto, su estrategia de búsqueda es ineficaz.
Si se decanta por la autopublicación, desconoce sus alternativas: impresión bajo demanda, agregadores de libros electrónicos, cómo maquetar un libro en papel, cómo hacer un eBook, cómo distribuirlo a posteriori. En estas situaciones de desconocimiento, suele pasar lo siguiente: los tigres se llevan el botín, el producto no satisface las expectativas y el escritor paga más de lo necesario (no solo en dinero) por no haberse informado previamente.
9. No toma decisiones
Actualmente encontramos muchísima información sobre publicación de libros. Aparte de la gran cantidad de guías y consejos para escritores que se consiguen en librerías, podemos leer experiencias personales en los blogs de distintos autores: de los superventas, de los de éxito moderado, de los noveles, de los que han apostado por la publicación tradicional, de los que reciben un rechazo tras otro, de los que tienen negocios en el área (lectores profesionales, correctores, diseñadores de portadas de libros, editores de libros digitales o en papel). Si usted lee todo lo que se ha publicado y lo que se está produciendo a diario (incluyendo a los autores angloparlantes), no podría hacer otra cosa en todo el día.
En cierto momento, uno llega a tener la siguiente impresión: las editoriales solo quieren hacer negocio, los agentes (en caso de uno logre interesarlos) no consiguen ningún contrato, los concursos están amañados y, si no, el premio es tan poco apetecible que no vale la pena participar. Los consejos de los escritores se contradicen entre sí: dedíquese a la promoción en las redes sociales / en las redes sociales no se consiguen ventas, hágase un blog / el blog está muerto, autopublíquese en Amazon / Amazon perjudica la reputación del escritor. Al final, uno está tan saturado y tan confundido que prefiere seguir el mismo método de siempre, aunque no haya dado resultado. Esto se parece a una historia que leí sobre una persona que busca algo en la noche, a la luz de una farola. Alguien se le acerca y le pregunta si lo que busca se ha caído por allí y la persona contesta: “No, pero aquí hay más luz”.
A los indecisos que están paralizados ante el torrente de información les recomendaría que la sortearan: quiénes son los partidarios de una estrategia u otra, quiénes suenan más serios y están más documentados, qué escriben los que han tenido éxito con tal editorial, me identifico con ellos o no tenemos nada en común. Lo que hice para analizar las diferentes estrategias de ventas es una forma de agrupar la información y hacerla digerible para tomar una decisión.
10. No aprovecha las oportunidades
Muchos de los escritores que conozco han vivido lo que yo llamo “el chiripazo”: un éxito temprano conseguido con relativa facilidad, por ejemplo, un concurso literario ganado al primer intento, un contrato editorial sin haber tenido que tocar muchas puertas, el interés del agente por el que muchos han pasado años bregando. Estos logros son excelentes para la motivación, generan una alegría inmensa y hacen creer que el resto va a ser de color de rosa. Después, los escritores en cuestión no salen de su asombro cuando ven que la editorial no quiere publicar su segundo libro, no han vuelto a ganar ningún concurso aunque han gastado un realero en envíos y sus agentes llevan meses ignorándolos.
El punto es que mientras dure la buena racha hay que aprovechar, no dormirse en los laureles y tratar de llevar la carrera unos pasos más allá. Si usted considera que aún no ha logrado nada, tendría que ver si no estará dejando pasar buenas oportunidades (aunque parezcan insignificantes) por estar concentrado en una sola cosa. Hace un par de años leí en un foro de literatura a alguien (cuyo nombre no recuerdo) que recomendaba subirse al tren de la autopublicación digital lo antes posible porque su auge comenzaría muy pronto y quienes estuvieran allí primero recibirían los mayores beneficios, mientras que a los que se subieran cuando el tren estuviera lleno les costaría mucho hallar un buen puesto. Cuando el año pasado tomé el tren Intercity Berna-Zúrich un viernes a las 5:30 de la tarde, segundos antes de que partiera, y me tocó sentarme en la escalera porque no conseguí un solo asiento libre, pensé mucho en ello…
Propongo estos factores para hacerse un autoexamen. Si uno descubre que alguno se le aplica, recomiendo trabajar de inmediato en ello para salir del atolladero que se puede volver arena movediza si uno se descuida. Conozco mucha gente que escribe bien de verdad, tiene mucho talento y materiales listos para publicar, pero por alguna causa no está despegando. Si usted ha cosechado algunos logros, pero últimamente parece que el campo se ha secado, no le ve el fruto a los años de esfuerzo o no está satisfecho con los resultados, le recomiendo reflexionar sobre esto.
¿Se imagina alguna otra razón por la que su carrera literaria estuviera estancada? ¿Qué se puede hacer para luchar contra esos factores que están llevando a los escritores por el valle de la decepción?
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Hallo Valentina!
Primero comentario acerca del post… Yo cumplo con creces el punto 4, y del 6 al 10 todos. Pero bueno, estoy a tiempo de rectificarlos.
Y otra cosa.
Quería comentarte que me llegó una propuesta divertida sobre nominaciones y asuntillos de blogs, y si no te molesta me he atrevido a nominarte como blog interesante. Aunque lleva su tiempo, a mí me ha parecido divertido y un modo de estrechar lazos con otros blogueros.
Aquí tienes más información por si quieres participar. Si no, no pasa nada.
Si tienes tiempo échale una miradita a mi blog, que allí están las bases.
Saluditos desde Karlsruhe.
¡Hola, José Ramón!
Muchas gracias por tu comentario. En mi caso, se aplican el punto 5 y el 9 y, cuando se ha dado el 10, ha sido más que nada por mi indecisión. Hay oportunidades que son como trenes que no pasan dos veces y es difícil distinguir dónde puede haber un buen trampolín para dar el salto necesario. Del 4 he adolecido por temporadas, ya que en algunos momentos de mi vida ha habido asuntos apremiantes que me han hecho perder la regularidad con la escritura.
Agradezco mucho tu nominación al Liebster Blog Award. Ya revisé las bases en tu blog y, por supuesto, me parece buena idea participar para estrechar lazos con otros blogueros y ayudarnos mutuamente, aunque, como dices, toma su tiempo. Publicaré la entrada apenas pueda.
Saludos desde Berna. Esperemos que la primavera se quede y no huya tan rápido.
¡Hola! Estupendo artículo. Lo enlazamos en la sección de artículos de interés de nuestra web:
http://www.letrasdeencuentro.es/detalles.php?articulos=229&titulo=Por%20qu%E9%20mi%20carrera%20literaria%20se%20estanca
¡Un saludo!
¡Muchas gracias por compartirlo, amigos! Nos seguiremos leyendo. Saludos.
Valentina, como de costumbre has escrito un gran post. Coincido del todo con lo que dices y tal vez me identifico con lo dicho en los puntos 4 y 10… pero poco a poco lo voy puliendo. Espero que se vean los frutos de este trabajo en breve. Un saludo y gracias por el artículo.
Gracias por tu comentario, Alejandro. No podemos negar las dificultades de iniciar y mantener una carrera literaria, ya que el camino es muy largo. Precisamente por eso la constancia tiende a desfallecer en un momento u otro. Los frutos de esta clase de trabajo no se cosechan tan pronto, pero, si se ha seguido una buena estrategia, sí valdrán la pena. Un saludo para ti también.